Si he de ser franca, desde niña me gustaba escribir, y la persona que me incitó a seguir alimentando esa hambre emocional que desde pequeña ha sido siempre ella: me daba algo para canalizar cualquier sentimiento, añoranza o frustración, siempre la literatura, aquel opio permitido que me abrió los ojos a la política, los deseos, fantasías, misterios y desilusiones. No hace falta describir lo que es el aliento para cualquiera que ha perdido la esperanza, ciertamente ha llegado el punto en el que me sería benéfico el verla de vez en cuando, pero mi ego y esta innevitable tendencia hacia el hacerme daño inconscientemente me hacen alejarme, es decir: yo me alejo de lo que me hace bien.
La primera historia "decente" que alguna vez escribí era acerca de una casa con pasadillos que se entrelazaban hasta dar por pérdida la razón de un muchacho que habitaba en ella y que lo consideraban fantasma en la casa sin saber que en realidad existía y pedía auxilio... Lo sé, no es la clase de cosas que una niña de 10 años debería de escribir, sin embargo era más sano que algunos desordenes alimenticios que se dieron lugar después de tantas ideas preconcebidas acerca de lo que debía de ser.
Cuando dejé de vivir con ella, todo el pequeño mundo a mi alrededor juzgaba y pedía más y más de mi, así que jamás estaba satisfecha ni el pequeño mundo, ni yo, un bonito esquema para crecer y aunque no es mi entorno el responsable, si lo fui yo, porque sabía que tenía este pequeño sentimiento que me come por dentro, y con el que se debe de vivir siempre, no espero que entienda la población en general, porque son distintos los factores que te llevan ahí y siempre está la opción de decir no, a decir verdad, me gustaba el creer no tener opción, me parecía justo el decir que los demás tenían la culpa de que no me sintiera bonita o lo suficientemente inteligente y todos aquellos muchachos a los que conocí alguna vez me dijeran cosas y apodos me hacía creer que esa era la verdadera razón de mis intrincados objetivos que se salían de la realidad. La literatura era, es y siempre será mi manera de salirme de este mundo, porque es tan fácil el dejar de pensar y pocas veces no ha habido alguna protagonista o antagonista que demuestre algo de mi pensar, probablemente me gusta más ver cómo personajes ficticios pueden resolver sus problemas a diferencia de mi, que por más que me digan que mi manera de pensar nunca ha sido acorde a mi edad y que he sido una persona que ha tenido que madurar antes de tiempo, siempre he sabido que es lo contrario; los niveles de locura varían y mi humor constantemente, no me siento segura hablando de estos temas en persona con alguien más porque... No entiendo porqué la verdad, pero así es, un nudo me ahoga y ata los sentimientos, así que una vez más: Las palabras escritas me liberan.
No tengo un tema definido para este blog, y la verdad no espero que lo lean, esto es para mi y por desatar sensaciones que omito a menudo. Volviendo al tema de mi escritura:
Desde que era niña soñaba con publicar un libro y en la secundaria escribí lo que sería mi primer gran desilusión: No podía dejar de criticarlo y estarlo editando, nunca quedé conforme y lo dejé por la paz porque no le veía sentido, entonces conocí a alguien que me condujo de nuevo a la lectura incontrolada, ¿Notan cómo hablo de las letras como si fueran drogas? En fin, me prometí a mi misma que no iba a regresar para releer esto y modificarlo, quizá ese sea el tema de mi blog: Directamente lo que pienso y no más; cuando entré a la universidad volví a escribir y escribir, pero he aqui donde mi frustración se vió en aumento, ya que tengo problemas que se podrían definir como anfipáticos (he aqui una muestra de mi humor quimicoso), ya que una parte de mi parece amar el agua y otra odiarla, las razones son las siguientes, cuando la historia me comenzaba a tragar y a dominar la manera en que las teclas sonaban contra el teclado se comenzó a salir de control, y cualquier lugar era bueno para escribir, así que tomé mi celular y como tiene el teclado extendido formó parte de mis manos por horas y horas hasta que se descargaba o bien, llegaba a mi destino y me bajaba del autobús, en las clases escribía, sobre todo en clase de griego, de hecho las horas en las que me volvía loca escribiendo eran durante las clases de griego. Todo iba tomando forma, entré a trabajar y al mismo tiempo estudiaba, salía a antros y me volvía loca con mis relaciones personales, para que decir que la calidad de mi redacción se vió en aumento, pero el volumen era poco, no le dí importancia por que sabía que luego podía llegar a modificarlo y hacer brillar cualquier pequeña frase que hubiera existido en mi cabeza. El problema llegó cuando lavaron mi ropa, odio que lo hagan porque son mis cosas y me hago cargo de ellas yo, bien se que lo hicieron de buena forma y con la mejor intención, pero por algo lo hago yo, ya que mi celular giró y giró por la lavadora y nos dimos cuenta en la casa hasta que algo sonaba en la secadora (al menos lo intentó secar, ¿No?), después de que mi celular se fue al diablo con algo de mis libros favoritos en el y mis pequeños apuntes, pasó lo que algunos dirían ley de murphy: Mi computadora ya no era tan joven como hacía unos años y ultimamente fallaba un poquito, en especial a la hora de abrir Word o cualquier otra imagen, por lo que escribía en un cuadernito amarillo que utilizaba seguido para las traducciones en griego; mi computadora dejó de agarrar el internet y pocas veces prendía, así que la llevé a reparar, cualquier técnico o especialista me decái que no tenía ya arreglo y me puse azul. El día que tocó a mi puerta mi vecino la verdad no le quería abrir porque me acababa de levantar y cuando me dijo que el podía ayudarme a arreglarla no le creí, a los pocos días llegó con mi computadora y desde entonces es muchisimo más rapida y le cambió el windows, todo muy bien, realizó lo que muchos creían imposible, lo mejor: no me quiso ni si quiera cobrar... ¿Seré muy malagradecida si comento que cualquier archivo se perdió? Todo se fue al carajo luego cuando abrí mi bolsa para escribir y me dí cuenta de que no estaba y había olvidado mi cuadernito amarillo ¡En la biblioteca! Tenía un exámen de griego y estaba muy nerviosa porque tenía dificultades con el infinitivo, cuando regresé no habia rastro de mi cuadernito amarillo y... Aprendí que si algo puede salir mal, va a salir mal, así que es mejor estar prevenido, porque si hubiera hecho back ups y mandarmelos al e-mail o si simplemente no hubiera estado divagando sobre historias y haberlas escrito a su tiempo y muchos más hubieras, ahora todo esta resguardado pero no más de esa historia, ahora una nueva... Una nueva oportunidad para crecer :D Buenas noches.